martes, 18 de julio de 2017

EL BROCHE FINAL DEL CURSO LO PUSO LA VISITA DE NUESTRA ANTIGUA COMPAÑERA, ELENA VALBUENA, QUE FUE ENTREVISTADA POR LOS ALUMNOS DE 3ºD


Entrevista a Elena Valbuena, antigua profesora del Instituto Los Herrán
Elena Valbuena nació el 18 de enero de 1929 (los felices años 20, como le gusta decir) en Oviedo (Asturias). Estudió Bachillerato en las Teresianas de Poveda y cursó carrera universitaria en la Universidad de Oviedo, licenciándose en 1951 en la especialidad de Filología Románica. En 1955 se casó y mudó a Oñate (Guipúzcoa) y allí comenzó una nueva vida como madre de familia (tuvo cinco hijos) y como enseñante, siendo una de las fundadoras del Instituto de Oñate. Enseñó allí durante muchos años, ejerciendo como profesora de Lengua y Literatura.
Más adelante, Elena se mudó a Vitoria-Gasteiz, y hacia 1988 comenzó a trabajar en nuestro instituto, Los Herrán. Se jubiló en este instituto en 1994.
Hoy, a sus 88 años, sigue en plena forma, y los alumnos de 3º D hemos querido saber más de su vida y trayectoria profesional.
INFANCIA / ADOLESCENCIA
¿Cuál es la mayor travesura que has hecho en tu adolescencia?
-No fui una niña traviesa, pero me gustaba mucho leer y a veces decía que estaba enferma, me ponían el termómetro y procuraba moverlo mucho para que se calentara y mis padres pensasen que tenía fiebre. Así me quedaba en la cama leyendo.

¿Cómo viviste la Guerra Civil en tu infancia? ¿Tuviste que huir?
-Nací en Oviedo y era pequeña cuando fue la Guerra Civil. Lo viví con 7 años, con mucha angustia. Me gusta mucho beber agua y necesito beber 3 litros de agua al día, pero al comenzar la guerra nos cortaron el agua y solo nos daban 2 litros al día (por persona) con muy poca comida para todos. Mi madre tenía que quitarse de su propia ración de agua para que yo pudiese beber algo más. Aún hoy sigo sintiendo angustia al recordar aquella sensación de sed.

También recuerdo que hicieron un camino para salir del cerco y escapar de la ciudad. Cuando estábamos pasando por él, un moro (se llamaba así a los que venían de Mauritania) le dijo a mi madre si quería que me cogiera porque me tropezaba constantemente. Mi madre, que era muy desconfiada, le dejó, pero me asió del vestido y no me soltó en todo el camino. Así, salimos de allí y nos alojamos en Santibáñez de la Peña (Palencia), en casa de mis abuelos.

¿Qué situación económica pasasteis tú y tu familia durante la posguerra?
- La pasamos apretándonos el cinturón, como todo el mundo. El hambre que pasamos me vino bien para la vejez (se ríe).

¿Qué diferencias has visto entre tu adolescencia y los adolescentes actuales?
-Es como si fuerais marcianos, no tiene nada que ver. La nuestra era obedecer y callar. Mi madre era muy rígida, estudió en un colegio de monjas. Ella imponía la disciplina y yo la contestaba, me rebelaba y hacía cosas que ella no entendía. Decía que aquello no era normal y me costaba estar castigada. Me encerraban el fin de semana y me pasaban a la habitación incluso la comida para que no saliera de allí. Cuando llegaba el lunes, venía mama a despertarme y me decía: “¿Has reflexionado sobre lo que te ha producido el castigo?”. Yo le contestaba que sí, y que pensaba lo mismo que antes. Así, la semana siguiente mi madre me volvía a castigar y así me pasaba dos meses.

JUVENTUD
¿Era habitual salir por las noches los fines de semana? ¿Te solían controlar tus padres cuando salías?
- No, siempre con papá y mamá. Mi madre era tremendamente rigurosa. Era una sociedad totalmente distinta. Solo se salía con los padres, nada de salir con amigas o con amigos, totalmente impensable. Nos educaban para obedecer. Recibía muchos castigos por parte de mi madre, y el más habitual era no salir el fin de semana.

¿A qué edad tuviste tu primera relación seria?
- La única relación seria que tuve fue con mi marido. Lo conocí con 18 años y me casé a los 25. Lo conocí en Oviedo: él estaba estudiando Química y yo estaba estudiando Bachillerato. La diferencia de edad era de cinco años.

¿Tuviste algún problema con los estudios en la Universidad (profesores, asignaturas,...)?
-  Me decantaba por las letras, aunque tuve que hacer exámenes de ciencias también. Se impuso el alemán como lengua obligatoria en Bachiller y la Universidad y lo estudié como tercer idioma en la Universidad, por la íntima relación entre Franco y Hitler. Sacaba mejores notas en letras. Me encantaba la lingüística y la literatura, aunque no tenía problemas en física y matemáticas, porque mi padre me ayudaba.

¿Tuviste algún problema para pagar la Universidad o algún otro problema económico?
-  Afortunadamente mis padres no tuvieron problemas económicos. Fue una fortuna, no tuve que trabajar en ningún momento, solo tuve que estudiar, con mayor o menor gana, como todos, pero nada de trabajar.

VIDA LABORAL Y SOCIAL
¿Qué circunstancias afectaron a tu mudanza a Oñate?
- Cuando me casé me fui a vivir a Oñate con mi marido. Él era físico y químico y trabajaba en una fábrica de allí.

Allí, fundé el instituto de Oñate, el cual fue el segundo instituto de Guipúzcoa  y dependíamos de otro único instituto allí: el de Peñaflorida. Económicamente el trabajo estaba muy mal pagado. El primer y el segundo año cobraba 1000 pesetas (el equivalente a 6 euros) al mes. Tenía una chica que me ayudaba con los hijos, pero claro, le tenía que pagar 1200 pesetas y no tenía ni para pagar a la persona que me ayudaba. Después, el instituto pasó a ser independiente y tuvimos un sueldo adaptado a las circunstancias: 5000-6000 pesetas.

¿Cómo conociste a tus amigos en Oñate? ¿Mantienes contacto con alguno de ellos hoy en día?
- Sí. Mantengo contacto con alguno de ellos, ya que, desgraciadamente, la mayoría han fallecido. Aún conservo a mi íntima amiga, que era la mujer del pediatra del pueblo. La mayoría de mis amigos eran de Oñate, el cual era y sigue siendo un pueblo muy noble y me costó mucho marcharme de allí dejándolos a todos atrás para mudarme a Vitoria-Gasteiz.



¿Qué hiciste después de la jubilación? ¿Retomaste o comenzaste alguna afición?
- Seguí con mi vida. Me he dedicado a hacer libro-fórums por toda Álava y alguna parte de La Rioja con un grupo de mujeres campesinas. Estas mujeres se agrupan en el ayuntamiento y son gente que ha sido marginada, ya sea socialmente o económicamente.

Éramos un grupo voluntario y cuando terminé la enseñanza en el instituto decidí centrarme en la literatura. Yo les llevaba una serie de libros, cada uno con su sinopsis, y ellas decidían cual querían leer. Yo iba una o media hora y hablábamos sobre el libro. Había gente muy inteligente, y es una pena que gente como esa no se haya podido permitir unos estudios.

¿Cómo recuerdas este instituto? ¿Qué cambios has notado ahora?
- No estuve más que siete años, pero para mí fue el paraíso. Venía de un instituto que yo quería mucho, ya que  lo había fundado, pero un instituto conflictivo. Daros cuenta que en Oñate tuvimos esa lacra que fue ETA. Allí se formó mucha gente, muchísima, incluso algunos alumnos del instituto tristemente. Yo examiné a muchos que estaban en la cárcel. Tenían derecho a seguir en Bachillerato. Cuando me marché de Oñate, me vine para trabajar aquí.

FAMILIA
¿Cómo conociste a tu marido?
- Él estaba estudiando Química y yo estaba en séptimo de Bachiller, tenía cinco años más que yo. Por la guerra había perdido algún curso, y cuando yo empecé la universidad él estaba en el último año de Química.

¿Cómo conciliabas la vida laboral y la vida familiar?
- Pues mira corriendo mucho (se ríe). Te puedes imaginar, cinco hijos y con mi madre que murió con 95 años en mi casa… Además, era como eran las señoras de antes: caprichosas, hubo que atenderla mucho. Pues corriendo mucho, sin tiempo ni para limarme las uñas (se ríe).

 ¿Cómo convivíais todos en la misma casa?
- Perfectamente, con educación, poniéndole mucho amor, mucho cariño, nos hemos querido siempre mucho. En mi casa primaba el amor por encima de todo. El reparto de habitaciones era  un poco terrible (se ríe). Cuando vino mi madre a vivir con nosotros, tuve que adaptar la casa ella. Los chicos tenían su habitación cada uno con su cama, eso sí. El mayor dormía en una cama nido con el segundo y los pequeños en una literaa. Y luego, la madre de Berta ,como era la única hija, dormía en su propia habitación.

¿Cómo afectó tener hijos a tu vida tanto económicamente como en la pareja?
- Pues económicamente, lógicamente, cada hijo supone apretarte un poquito más el cinturón, pero supone una felicidad. Cada hijo fue un plus de felicidad para mi marido y para mí. Mis hijos son mi gloria.

¿Qué relación mantienes con tus hijos y nietos hoy en día?
- Extraordinaria, con cada uno extraordinaria. Voy a comer a casa de mi hija los domingos. El hermano de Berta y ella vienen también un día a la semana a mi casa, y luego de vez en cuando me voy a Palma, que vive uno, o a Barcelona, que vive otro, o a Bilbao… Y estoy siempre en contacto con ellos porque es lo mejor que tengo.

FEMINISMO
¿Existía en tu época el feminismo como movimiento político, ideológico y social? ¿Cuál era tu punto de vista hacia él? ¿Ha cambiado?
-No existía como movimiento, pero mi padre era feminista y me empujó a estudiar para no tener que depender  económicamente de un  hombre para vivir. El feminismo  no consiste en quitarse la mujer el delantal y ponérselo al marido y no es odiar a los hombres, porque forman parte de nuestra vida y hay que quererlos. El feminismo es saber que el hombre no es mejor que tú ni tú mejor que él.

No, mi pensamiento no ha cambiado, ya que nunca me han tratado mal y siempre he visto a mi padre tratando bien a mi madre.

¿En el colegio, qué tipo de restricciones teníais por el hecho de ser mujeres (ropa, asignaturas…)?
-Estudiaba en un internado y yo estaba a media pensión: me llevaban a las 8:00 de la mañana y me recogían a las 8:00 de la tarde. Siempre llevábamos uniforme, teníamos obligación de acudir a misa todos los días y llevábamos grandes velos blancos a misa. En el colegio al que iba solo había mujeres, pero respecto de las asignaturas no había diferencia con otros.

¿Te han llegado a decir algo o mirar mal al ir por la calle y estar estudiando?
- No, nunca me han mirado mal. En Oviedo se juzgaba mucho el modo de vestir pero no esas cosas. Era una ciudad bastante pirulera (pija).

¿Notaste algún cambio de comportamiento o  modo de pensar respecto a la mujer al venir a Euskadi?
- No, experimenté el mismo en Oviedo y en Euskadi. La gente era abierta y no era como en algunas zonas de la España profunda de la época. En Euskadi he gozado de un bienestar bastante generalizado. Sí que se nota al cambiar la vida de una ciudad a un pueblo, pero no lo noté mucho y me adapté estupendamente a esta tierra que tanto me ha dado.



Entrevistadoras y entrevistadores, por grupo:
INFANCIA / ADOLESCENCIA: Daniel, Yushi, Leire y Aide.
JUVENTUD: Adrián, Unax, Álex  e Iker.
VIDA LABORAL Y SOCIAL: Emma, Asier, Haizea, Maite y Ane.
FAMILIA: Aisha, Andrea, Uxue y Souad.
FEMINISMO: Enara, Mikel, Maitane y Elora.
Elena Valbuena conversando con Alfredo Cantabrana

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